Las conservas a menudo son vistas con escepticismo en términos de su valor nutricional. En muchos casos, se cree que los alimentos frescos siempre superan a los enlatados en calidad y nutrientes. 

Sin embargo, las investigaciones recientes muestran que, lejos de ser una opción inferior, las conservas pueden ser una alternativa nutritiva, práctica y asequible para integrar en una dieta equilibrada.

1. ¿Pierden nutrientes los alimentos en conserva?

Uno de los mitos más comunes es que el proceso de enlatado elimina los nutrientes de los alimentos.

Si bien es cierto que algunos, como la vitamina C, pueden reducirse durante el proceso de enlatado debido al calor, otros nutrientes clave, como los minerales y la fibra, permanecen estables y se mantienen en cantidades significativas.

De hecho, existen estudios que han demostrado que algunos de estos se conservan mejor en alimentos enlatados, ya que el proceso evita la oxidación que puede ocurrir en los alimentos frescos con el tiempo.

Además, el tratamiento térmico que sufren las conservas puede incluso mejorar la disponibilidad de algunos nutrientes. Un ejemplo claro es el licopeno en los tomates, cuya biodisponibilidad aumenta después de ser sometido a calor, lo que permite que el cuerpo lo absorba más eficientemente.

2. ¿Contienen demasiado sodio?

Es cierto que algunas conservas pueden tener un contenido elevado de sodio, especialmente en productos como las verduras y legumbres enlatadas.

Por el contrario, existen cada vez más opciones en el mercado, ofrecen productos bajos en sodio o sin sal añadida, lo que permite al consumidor tener un mayor control sobre su ingesta de sal.

Para reducirlo, simplemente enjuagarlos antes de su consumo puede ser una solución efectiva. Esto elimina una parte significativa del este en productos como legumbres y verduras sin afectar sus nutrientes principales, permitiendo una opción más saludable sin sacrificar comodidad o sabor.

3. ¿Son las conservas menos saludables que los alimentos frescos?

Esta comparación directa no es siempre justa, ya que cada uno tiene sus propias ventajas.

Las primeras permiten mantener una dieta variada y rica en nutrientes durante todo el año, independientemente de la disponibilidad estacional de ciertos alimentos. Esto es especialmente útil en zonas donde puede no ser fácil acceder a productos frescos de calidad en cualquier momento.

De igual modo, el valor nutricional de las conservas puede ser mayor que el de ciertos alimentos frescos que han viajado largas distancias y se han almacenado durante días o incluso semanas.

En algunos casos, el proceso de enlatado se realiza justo después de la cosecha, lo que ayuda a preservar nutrientes que podrían perderse en alimentos frescos que no tienen el mismo manejo.

4. ¿Pueden ayudar en una dieta equilibrada?

No solo es práctico, sino que puede ser una excelente manera de asegurarse de consumir una variedad de alimentos nutritivos.

Las conservas de legumbres, por ejemplo, son una fuente excelente de proteína vegetal, fibra y minerales como el hierro y el magnesio, mientras que las frutas en conserva proporcionan fibra y antioxidantes en cantidades considerables.

Asimismo, con la opción de frutas en su jugo natural y sin azúcar añadida, las conservas permiten disfrutar de productos sin comprometer la salud. 

Estas opciones brindan una gran versatilidad en la cocina y permiten una alimentación variada sin necesidad de añadir ingredientes adicionales.

Las conservas, lejos de ser una opción de menor calidad, ofrecen ventajas nutricionales y una solución práctica que no compromete la salud.

Desde una alta biodisponibilidad de ciertos nutrientes hasta una conservación prolongada sin necesidad de aditivos, los alimentos en conserva  forman ya parte de una dieta sana y equilibrada, desmitificando las ideas erróneas y proporcionando a todos acceso a una nutrición de calidad, asequible y siempre disponible.